La isla no ha cambiado mucho. ¿Qué rayos, son solo 7 meses? Yo he cambiado. He cambiado mi forma de ver las cosas. He cambiado mi manera de tratar a las personas, etcétera, etcétera. Es más, he cambiado hasta la manera de conducir. Pero algo no ha cambiado, algo que no cambiará nunca, y es el amor por mi isla, mis amigos y familiares. Es ese amor el que me motiva a escribir estas cortas líneas. Esta semana calurosa en mayo del 2016 me enseñó muchas cosas buenas y malas. Desde como unos se esfuerzan y dan la milla extra por ayudar a los demás y tratar lo máximo para que Puerto Rico sea uno mejor, luchando contra viento y marea, luchando contra un gobierno que hace lo posible para exprimir al pequeño e impide el crecimiento del mismo para lograr sus sueños y lograrlo desde la isla. Otros (como yo) decidimos movernos y buscar otras oportunidades fuera, pero aun así trabajamos fuerte para ayudar a nuestra hermosa isla. Como hice yo, que esperé a estar en la isla para publicar mi nuevo libro y asegurarme que fuera impreso en PR.
Hoy salgo y dejo a mis amigos, a mi familia y mi hermosa isla de nuevo. Con un sabor amargo en la boca y un nudo en la garganta. Aunque mi estadía en la isla fue una placentera, no pude evitar sentir la carga de energía negativa que hay en el pueblo. Es imposible no sentirla cuando estás guiando o estás en una fila de una oficina de gobierno. Se siente el cansancio de un pueblo en una depresión que no es sólo monetaria por la deuda del gobierno.
Hoy, antes de ir al aeropuerto, tuve que visitar las oficinas de obras públicas en el pueblo de Arecibo (siendo un pueblo tan grande te podrás imaginar la cantidad de personas que la frecuentan) ya que para que mi hijo pueda viajar, necesita un ID. Cuando fueron a buscar información hace unos meses, le dijeron que ambos padres tenían q estar presente. La madre de mi hijo y yo estamos divorciados y ella tiene la custodia del chico, así que podrás entender mi molestia cuando información le dice que tenemos que estar los dos presentes.
Mientras esperábamos en una fila de hora y media para llegar a información para que me dieran un número y el caballero que está en el mostrador nos diera las instrucciones, escuchamos a la gente quejarse y observamos como son rápidos para gritar y hablar malo cuando no le dicen lo que quieren oír. No puedo culpar al pueblo del todo. Están molestos, tristes, deprimidos y esto se refleja de esta manera.
No puedo culpar al pueblo del todo, aunque parte de la culpa la tiene el pueblo.
El tiempo pasa y mi hora de partida se acerca, así que hago lo que entiendo necesitaba hacer, ya que sin mi presencia no le dan el ID a mi hijo. Me acerco a un empleado y le pregunto si pueden simplemente estar presentes mientras firmo el papel para que su mamá venga luego y termine el proceso. El siguiente párrafo es una transcripción de la conversación.
“Hola, buenos días. Disculpa que te moleste (explico situación). “
Empleado: “¿Por qué te dijeron eso? Si la mamá tiene la custodia y no vives en la isla no tienes que estar presente.”
Y este es el problema principal de la mayoría de las agencias de gobierno; la desinformación y la falta de comunicación entre ellos mismos. No solo tenían a un empleado que ya estaba pasada su fecha de retiro y claramente no quería estar en esa silla, sino que tampoco estaba informado en el procedimiento correcto. Como él hay otros empleados que no saben lo que están haciendo o lo están haciendo mal adrede. Muchos otros empleados que no ayudan al sistema o están pasados de su fecha de expiración (y no me mal intérpretes, si a tus 70 todavía estas fuerte y puedes trabajar, pues hazlo, pero hazlo bien).
Y no toda la culpa es de él tampoco. De seguro él fue informado mal, pero su mala actitud tampoco ayuda a su causa. Sin embargo, dentro de este mal rato innecesario hay algo de esperanza. Algo bueno y algo que invita a pensar que todavía PR tiene salvación. Aún dentro del caos, de la desinformación de los medios y de un gobierno que no le importa que le suceda al pueblo, hay personas que aún dan esa milla extra. Estos dos empleados nos ayudaron y lo hicieron con una sonrisa (que es sorprendente, considerando que la oficina estaba imposiblemente llena de gente molesta, gritando y llamando la atención de algún modo).
Tú, que estás leyendo estas líneas (que resultaron ser más largas de lo que pensé). Tú, que estás cansado y molesto. Tú, que piensas que ya no hay salvación… La hay, pero tienes que ayudar. Tienes que pararte y hacer algo también.
No te rindas, no te quites (Y aclaro que irse fuera de la isla no es quitarse. No hacer nada es quitarse).
Lucha, pelea, ayuda…
Leave a Reply